Editada, impresa y distribuida por Escarabajo Editorial, la nueva obra utiliza formas sorprendentes y diversas para construir la realidad.
“En algún lugar leí que el infierno es toparse con la persona que uno pudo haber sido.”
Bogotá, Colombia (noviembre 17 de 2022) — Una mujer atrapada en el tráfico cree que su marido ha muerto en un accidente aéreo; un hombre se pregunta por los lugares donde han estado las manos de su masajista; una indigente es confundida con una artista desaparecida; una joven que participa en las protestas se enfrenta a su propia soledad.
Son situaciones que nos llevan, con una prosa sencilla y aguda, a reflejarnos en las historias de los demás; invitación necesaria para los tiempos que nos ha tocado vivir. Es ‘La Otra Vida’, (Escarabajo Editorial) una colección de diez relatos que danzan entre lo familiar y lo fantástico.
Escrita por Enrique Giraldo (1973), La Otra Vida retrata a varios personajes que habitan una realidad compacta y previsible que es harto conocida por todos. “Si prestamos atención encontraremos que es allí donde convivimos con las vidas que se escapan, las que no han sido. Tan solo tenemos que raspar la superficie”, asegura Giraldo.
Emprendedor, urbanista y escritor, Enrique Giraldo ha desarrollado a lo largo de los años todo tipo de proyectos relacionados con la ciudad: edificios, pequeñas comunidades, incluso un par de esquinas de barrio. Es el turno para las historias.
La literatura, la arquitectura, el cine, la psicología analítica, son los compañeros de viaje con los que Enrique recorre los caminos de la imaginación. Con ellos rastrea la vida que tiene sentido: la vida creativa.
A Enrique lo apasionan las formas –diversas y sorprendentes– que usamos para construir la realidad; las infinitas maneras de juntar palabras e imágenes: bien sea en el mundo externo que compartimos con los demás o en la intimidad de nuestros propios pensamientos. Palabras e imágenes.
“No es casual que en los diez cuentos presentes en La Otra Vida el tiempo le respire en la nuca al lector, con el vértigo propio del amanecer. Cada relato empieza con una imagen poderosa, donde los acontecimientos ya están ocurriendo y el lector se embarca a mitad de camino para subir y bajar en la montaña rusa junto con los personajes”, asegura el escritor Daniel Canal Franco.
“Estos cuentos tienen la contundencia de Raymond Carver, al que también le faltaba tiempo para escribir y por eso debía ser eficaz y concreto; y la facilidad de algunos autores japoneses para entrar y salir de las historias sin un principio o final determinado. Esa simpleza que le da profundidad a los relatos y nos lleva al intuir lo no visible, es la llave para imaginar universos completos”, finalizó Daniel Canal Franco.