Empresas deben ordenar sus datos y enfocarse en lo humano para escalar la IA. Sin higiene digital ni visión clara, cualquier proyecto está condenado al fracaso.
El ABC para escalar la inteligencia artificial
Por qué no basta con tener datos: hay que saber usarlos
La inteligencia artificial dejó de ser una promesa futurista para convertirse en una herramienta que, bien utilizada, puede revolucionar las operaciones empresariales. Sin embargo, como advierte Jim Chappell, Director Global de IA y Analítica Avanzada de AVEVA, dar el salto de la teoría a la práctica exige más que entusiasmo: requiere orden, enfoque y visión.
Sin higiene de datos, no hay paraíso
“La promesa de la IA es real, pero sólo si su patrimonio de datos está listo”, sentencia Chappell. Suena simple, pero es donde muchas organizaciones tropiezan. Sin una estructura que consolide y gobierne los datos, cualquier intento por aplicar inteligencia artificial se vuelve inútil.
El concepto de higiene de datos —tener información accesible, visible y catalogada— es el equivalente digital a tener la casa en orden antes de invitar a un huésped poderoso pero exigente.
Los tres pilares para escalar
Según la experiencia de AVEVA, hay tres claves para que la IA realmente funcione a escala:
- Infraestructura tecnológica robusta: que permita la interoperabilidad entre plataformas como ERP, CRM y sistemas operativos.
- Equipos multidisciplinarios: la IA no es asunto exclusivo de ingenieros; se requiere involucrar a operadores, gerentes, analistas y usuarios finales.
- Cambio de mentalidad: más que una solución técnica, la IA es un cambio cultural que exige apertura, disposición a rediseñar procesos y claridad de propósito.
IA que no reemplaza, sino potencia
En su colaboración con Microsoft, AVEVA ha logrado insertar IA en los flujos cotidianos de trabajo industrial. Plataformas como CONNECT y Azure permiten a usuarios sin perfil técnico consultar datos en lenguaje natural y automatizar tareas.
Para Chappell, herramientas como Microsoft 365 Co-Pilot o GitHub Co-Pilot ejemplifican cómo la IA puede convertirse en un “colaborador invisible” que libera tiempo para pensar y crear, en lugar de reemplazar empleos.
El auge de la IA agentic
Una de las tendencias más interesantes que observa AVEVA es la llamada IA Agentic: un conjunto de agentes inteligentes que interactúan entre sí para ejecutar tareas de forma autónoma.
Visualiza esto: un agente detecta una posible falla, otro consulta historiales y un tercero gestiona la orden de reparación. Todo ocurre con mínima intervención humana, pero con control constante. “Pasamos del análisis pasivo a la decisión proactiva”, resume Chappell.
El SaaS también tiene que evolucionar
El modelo de software como servicio (SaaS) no escapa a esta transformación. Según Gartner, para 2026 el 60% de las aplicaciones SaaS incluirán IA generativa o agentic. Pero para que esto funcione, los proveedores deberán enfrentar dos exigencias crecientes:
- Experiencias personalizadas, en lenguaje natural y basadas en hábitos del usuario.
- Rendimiento y gobernanza de datos, para garantizar seguridad, eficiencia y adaptabilidad.
Lo humano al centro
En el fondo, el mensaje de Jim Chappell es claro: la IA no es un atajo mágico, sino una herramienta poderosa que requiere disciplina, inteligencia organizacional y foco humano.
“La clave está en ofrecer tecnología intuitiva, modular y centrada en el usuario. Las empresas que entiendan esto estarán listas para liderar la nueva era digital”, concluye.
Fuentes de la nota
- AVEVA – https://www.aveva.com/
- Gartner – https://www.gartner.com/en/newsroom/press-releases
- Microsoft Azure – https://azure.microsoft.com/es-mx/