Bruno Toldo, Chief Medical Information Officer, Infor
La pandemia de COVID-19 aceleró la transformación digital en el sector salud, que ha colocado al paciente en el centro y estimula una medicina personalizada. Desde el comienzo, hace ya más de un año, hemos experimentado debates esenciales sobre como la tecnología puede contribuir para quebrar paradigmas del sector y permitir una nueva realidad para asegurar la seguridad del paciente, preservar al equipo de salud y garantizar una asignación adecuada de los recursos y de las personas (priorizando los criterios del paciente para la toma de decisiones, disminuyendo filas, logrando un mayor control de la utilización de las camas de las unidades de terapia intensiva (UTI) y en consecuencia evitar muertes).
Estos debates expusieron temas como registros electrónicos de los pacientes, privacidad de la información (especialmente em tiempo de la LGPD (Ley General de Protección de Datos) y la efectividad clínica. La COVID también aceleró la telemedicina en todo el mundo. Un estudio de McKinsey, publicado en Estados Unidos, estimó que los médicos atendieron entre un 50 y 75 más pacientes por telemedicina que antes de la COVID.
Otra cuestión que está bajo exposición y que se ha vuelto vital para la gestión de la salud es la interoperabilidad de los datos. No hay como pensar en transformación digital del sector sin pensar en cómo compartir, acceder, tratar e interpretar los infinitos datos que existen en los sistemas de atención del mundo y que contribuyen a aumentar el acceso del usuario a los servicios de salud, disminuir los costos operacionales y la eficiencia del negocio.
Gestión basada en datos también puede ayudar a salvar vidas
Más de 3 mil profesionales de enfermería murieron por COVID-19 en el mundo desde que la pandemia fue anunciada por la OMS (Organización Mundial de la Salud) el año pasado. El estudio realizado y divulgado por el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) a mediados de marzo mostró que en el momento que más se contagian es cuando se retiran el equipo de protección individual (EPI).
Entre un paciente y otro el personal de enfermería precisa manejar una serie de papeles, usar la computadora y para eso se debe sacar la ropa de protección, las máscaras y los guantes. Si se pudiese mapear su rutina por medio de un análisis, por ejemplo, utilizando un wearable que recopila la información sobre las actividades desempeñadas a lo largo del dia y que enviase esos datos a tableros digitales, veríamos que su carga de trabajo burocrático debe disminuir. Con esto, podríamos evitar que los profesionales tuviesen que sacarse la protección entre un paciente y otro, disminuyendo así los contagios.
Esta sería solo una de las maneras de utilizar los datos para contribuir con la gestión hospitalaria y salvar vidas. Otra forma de realizarlo, en este momento en que el mundo vive una de las peores crisis sanitarias vistas, es utilizar la tecnología para soportar toda la estrategia de inmunización del país. Por medio de la interoperabilidad de datos sería posible mejorar la trazabilidad de los contactos, crear acciones de inmunización mapeando al público por medio de geolocalización y contar con un mayor control en un momento en que la cantidad de vacunas todavía resulta escasa y no es suficiente para toda la población.
Este análisis y compartimiento de los datos, también contribuye para atender a más personas, disminuir las filas de espera, contar con mayor control de la utilización de las UTI y como resultado evitar muertes.