En interesante conversación con Galo Galeana, destacado miembro de la Asociación para la Movilidad con Biocombustibles en México, exploramos el fascinante mundo de los biocombustibles y su impacto en el país.
Galeana explica que la Asociación, creada hace poco más de un año, reúne a expertos en diversas áreas con el objetivo claro de promover el uso de biocombustibles líquidos y sólidos en el transporte y otras fuentes de energía. ¿Qué les motiva? Buscar alternativas amigables con el medio ambiente y sostenibles para nuestro futuro.
Como parte de sus esfuerzos han enfrentado mitos y desinformación sobre el etanol, uno de los biocombustibles más prometedores. Galeana y su equipo han buscado educar y aclarar conceptos erróneos sobre el impacto ambiental del etanol, demostrando que no hay una diferencia significativa en las emisiones de ozono entre el etanol y los combustibles actuales.
Además, han desterrado la idea de que los vehículos en México no están preparados para usar mezclas de etanol. Al contrario, estudios internacionales muestran que la mayoría de los autos modernos pueden tolerar hasta un 15% de etanol sin problemas.
Un punto clave para los usuarios finales es el impacto económico. ¡Y aquí es donde el etanol brilla! Este biocombustible ha demostrado ser más barato que los combustibles convencionales, y su producción a partir de cultivos evita la volatilidad de los precios del petróleo.
Galeana asegura que la infraestructura para implementar el etanol ya está lista y regulada en México. Tanques de almacenamiento, estaciones de servicio y centros de distribución están preparados para manejar las mezclas de etanol sin dificultades.
Entonces, ¿qué se necesita para llevar esta revolución verde a todos los rincones del país? Una revisión de la norma (NOM 016) es crucial, y Galo Galeana hace un llamado a la Comisión Reguladora de Energía y la Secretaría de Energía para considerar el potencial del etanol y su impacto positivo en la economía y el ambiente.